Comienza el ritual [Josephine]

Josephine salió a dar una vuelta simplemente por andar. No esperaba encontrarse con nadie. Más bien, no deseaba encontrarse con nadie. Sin embargo, por cosas del destino tal vez, sus pasos la llevaron hasta un sitio bastante extraño. Oía a los lejos un débil murmullo. Silenciando lo más posible sus pasos, se dirigió a un arbusto que hubiese cerca. Una vez agazapada, se quedó observando el altar.

Levantó la guardia al oír el ruido provocado por el cáliz arrojado. Tal vez fuese a levantarse en cualquier momento. Definitivamente su situación se volvía potencialmente peligrosa, y huir tal vez podría ser aún más arriesgado. De momento se quedaría todavía tras el arbusto, esperando a ver los siguientes movimientos del desconocido.

Se había encontrado con todo tipo de personas, incluyendo las que no parecían serlo. Ella no era la única que podía escuchar los pensamientos de la gente, así que procuró mantener la mente en blanco. Aún no era muy habilidosa en ello, pero lo perfeccionaba cada día un poco más.

Debido a la oscuridad y la lejanía, no pudo saber con seguridad qué tenía en la mano exactamente. Parecía... un guante, algo de tela con una forma peculiar. No dejaba de repetirse constantemente que no debía perder la concentración y fijarse hasta en el más mínimo detalle de lo que hacía. ¿Para qué? Quién sabe. A lo mejor le podría servir de algo más adelante. Por si acaso no le quitaba ojo de encima. Aunque ya le picaba también la curiosidad, así que...

Abrió los ojos de par en par cuando destapó el cuerpo inerte de la niña. Sintió horror, angustia, pero no miedo. Un sentimiento parecido a la indignación, quería reclamar justicia. Aún así, se tragó todo su orgullo y siguió quieta, que no paralizada. No era de su incumbencia. Para ella era primordial encontrar y vengarse de aquella persona que le arruinó la vida. No podía permitirse por nada del mundo morir sin haberse vengado antes. Ya recibiría su castigo de un modo u otro. El cómo no importaba.

Agudizó los oídos para poder oír lo que decía. Resultó en vano, estaba demasiado lejos.

Aquello no parecía avanzar ni servirle de nada. Sólo era un pobre hombre que había errado y se había desviado de la senda del Señor. Lo más probable era que no supiese nada. Total, ¿quién iba a enterarse del asesinato de varias personas que ni sabían que existían? No era más que una pérdida de tiempo.

Con pesar, se levantó, y echó a andar en la dirección contraria de la que venía. Aunque todo le parecía igual, así que tomó el camino que le pareció.

- ¿Telepatía...? -susurró para sí.

"En busca de alguien que me sea útil, querido amigo Gerard. Por eso me voy."

Paró en seco. No sabía exactamente por qué. Se giró para contemplar el rostro de aquel curioso desconocido. Normalmente habría empezado a juzgarlo por su aspecto, por su mirada, por su postura... Pero se quedó en blanco. No fue capaz de decir nada ni pensar nada. Ni tan siquiera moverse.

"Aún no lo sé. Por eso busco".

Se estaba acercando. Le sostuvo la mirada con firmeza. De momento no parecía tener unas claras intenciones hostiles. Con la gente como él había que ser cauteloso y elegir las palabras adecuadas. No quería tener problemas de ningún tipo, y mucho menos en un terreno que no conocía.

Miró con curiosidad la escena a la vez que adelantaba un par de pasos. ¿Estaba hablando... con un muñeco? No era la primera vez que veía algo así, pero siempre la sorprendía. No lograba entender cómo una persona podía llegar a ese punto. Sería en vano siquiera intentar convencerlo de que no era más que un muñeco, así que decidió seguirle el juego. Si no lo hacía. quién sabe cómo reaccionaría al no seguir sus reglas.

Preguntar qué había dicho el juguete era demasiado directo, por lo que decidió inquirir lo siguiente:

- ¿Quién es tu amigo?

¿Qué? ¿Quién? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? Sólo cabía preguntar "WTF?!". Si ya entendía poco de lo que estaba haciendo, ahora menos todavía. Ningún enemigo hasta le fecha se le había desplomado ante sus narices. ¿Se acercaba?, ¿no se acercaba? Prefirió guardar cierta distancia.

"¿Gerard? ¿Me oyes?"

¿Qué otra cosa podía preguntar? "Hey, ¿quieres una almohada ya de paso?", más bien no. Esperó pacientemente a que diese señales de vida.

Cuidadosamente se acercó hasta un metro de distancia de Gerard y se agachó. Examinó minuciosamente a aquel curioso hombre. Realmente curioso. Estaba actuando, ¿verdad...?

No se movió un palmo ni pestañeó siquiera. Eso que veía ya no era nada nuevo. Lo siguió mirando fríamente y esperando a ver qué pasaba. ¿Qué sería lo siguiente? Estaba realmente impaciente e interesada en aquel sujeto tan extraño.

Pobres obejas descarriladas errantes sin rumbo fijo que se echaron a perder. Ahora estaba más emocionada que antes, no dejaba de observarlo con ojos vivaces.

- ¿Ah, sí? No me digas -se acercó aún más y apoyó ambas manos sobre los hombros de aquel tipo-. Me parece a mí que te has confundido de cuerpo. ¿Dónde está el tuyo? -como un niño en navidad, nervioso por abrir los regalos, las manos de Josephine temblaban y sonreía. ¿Que sonreía? ¿Por qué?